Tras varios días investigando en Internet, te cuento lo que descubrí

A esta altura, hay una realidad innegable: La transformación hacia la sostenibilidad atraviesa a todas las industrias, negocios, productos y servicios. No hay nada, absolutamente nada de lo que hacemos, que no pueda volverse más sustentable.

Especialmente porque cada vez más gobiernos y más consumidores así lo demandan. Los primeros porque lo imponen. Los segundos porque lo elijen.

La industria del vino en la Argentina es un ejemplo transformación en sostenibilidad. Aunque también lo es en innovación. Calidad, desarrollo de productos, posicionamiento en un mercado internacional exigente, turismo, diseño de experiencias…

De verdad, un ejemplo.
Chapeau.

Cuestión que buscando, investigando y aprendiendo sobre cómo impacta la sustentabilidad en la vitivinicultura argentina llegué a un artículo de hace unos cuantos meses.

La nota es súper interesante y destaca que hay (o había hasta la fecha de publicación) 156 bodegas sustentables certificadas. De esas 156 en el artículo sólo mencionan a 11 bodegas. Todas ellas de primer nivel y que trabajan activamente en la sustentabilidad y el triple impacto.

¿Cómo están las webs de estas bodegas?, me pregunté.
¿Qué tipo de energía las alimenta? ¿Están cuidados los recursos que consumen? 

Llevo días investigando en internet para responderme a estas preguntas. Investigando y aplicando herramientas que uso en las consultorías con clientes para auditar sus páginas web.

Te comparto los resultados:

-De los 11 sitios que revisé, sólo 5 funcionan en servidores verdes. Los otros 6 se alimentan de energía no renovable.

-Salvo alguna que otra excepción, son páginas que consumen muchísimos recursos porque abundan las imágenes en alta calidad sin comprimir, fotos panorámicas, videos de fondo, y muy muy poco texto. La bodega que se anime a tener una web austera, minimalista, con lo justo y necesario para transmitir su mensaje sin interferencias visuales, va a destacarse del resto.

Por último, un dato más.

Gracias a ese artículo supe que hay una organización internacional independiente creada por los mismos bodegueros. El fin de esta organización (Sustainable Wine Roundtable) es compartir conocimiento y trabajar en forma colaborativa en pos de la sustentabilidad.

¿Te cuento cómo funciona el hosting en el cual está alojada la web de la Sustainable Wine Roundtable? Funciona alimentado con energías fósiles.

Ahora bien. Hay algo de lo que no tengo la menor duda.

Los responsables de las bodegas o de las áreas de sustentabilidad de estas bodegas no tienen idea de cómo es el hosting en donde están sus webs, ni si derrochan o ahorran recursos, ni cuánto CO2 consumen. Obviamente delegaron el diseño a un estudio o agencia y no pensaron que ese producto podía ser sustentable… o podía no serlo.

Según un informe de la agencia Wunderman Thompson, “la actividad digital está surgiendo como la próxima frontera en el movimiento de sostenibilidad. Se espera que la sostenibilidad de los datos sea una piedra angular importante en los objetivos de cambio climático de las empresas durante la próxima década”.

Tal vez ya esté llegando el momento en que quienes contraten servicios digitales tengan en cuenta el compromiso de sus proveedores con la sostenibilidad. No sólo los proveedores de insumos para sus productos, sino todos sus proveedores.

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