Me acuerdo de un solo día de la Pachamama.
Fue en el año 2018 y viajamos a Salta. Estábamos pasando unos días en Iruya, un pueblo colgado de la montaña al que se llega desde la provincia de Jujuy con vértigo en la panza. El único acceso es a través de un camino escarpado que el ómnibus parece transitar con una rueda siempre en el aire cada vez que toma una curva….
Pero no te voy a aburrir contándote el viaje, ni la experiencia de estar en ese lugar tan mágico.
Lo que sí voy a contarte es que estuvimos ahí 3 días y durante los 2 primeros no hubo internet.
Es decir, no es que no había internet en donde estábamos alojadas. No había internet en todo Iruya. Un viento fuerte había girado la única antena y hasta que no llegara personal desde la ciudad de Salta a acomodarla, no iba a haber servicio.
Finalmente la cuadrilla llegó e internet volvió… pero… ¡qué internet!
Entre la señal débil y la velocidad lenta con mucha suerte lográbamos abrir algunas pocas páginas web en el navegador del teléfono móvil.
Al principio desesperación… después, resignación. Nuestra y de todos los demás turistas que estaban allí. De Argentina y del resto del mundo, porque Iruya recibe viajeros permanentemente y el turismo es uno (sino el principal) motor de su economía.
¿Por qué te cuento esto? Porque en esta situación, los negocios y empresas con webs accesibles sustentables y corrían con ventaja.
La accesibilidad web contempla a quienes tienen dificultades o limitaciones para interpretar un sitio, pero también tiene en cuenta limitaciones circunstanciales que pueden atravesar las personas como por ejemplo conexiones lentas, erráticas o con dispositivos viejos.
Cuando pensamos en accesibilidad lo primero que imaginamos es una silla de ruedas. Y es un gran error.
Estás leyendo esto y seguro te vienen recuerdos de alguna vez que te fue imposible comunicarte por deficiencias en la señal. Y sin embargo nunca habías considerado que podrías necesitar herramientas o recursos de accesibilidad.
Si nos interesa crear un mundo más inclusivo y accesible (y además llegar a más público y ampliar nuestra base de clientes) no deberían quedar fuera de nuestra comunicación digital las buenas prácticas de accesibilidad.
Y este es el primer paso para repensar cuando diseñamos la comunicación de nuestros negocios.
En definitiva:
- Una web accesible llega a más personas y aumenta tu base de potenciales clientes.
- Mejora la reputación de tu marca y aumentas tu impacto positivo.
- Tienes un punto más para destacar en tu memoria de sostenibilidad.
- Y además te aleja del washing.
Todo ganancia. ¿Habías pensado en todo esto alguna vez?
Iruya está a 2.780 metros sobre el nivel del mar y residen 1.523 personas. Este año fue seleccionado como uno de los 50 pueblos más hermosos del mundo por el sitio de viajes Condé Nast Traveler. Podés ver la publicación (y saber cuáles son los otros 49 pueblos elegidos) cliqueando aquí.