Hablemos de newsletters. O boletines. Como más te guste llamarlos.
Y también de coherencia.
Hace unos meses compré una compostera para tener en el patio del estudio y así reciclar los residuos orgánicos. Entre todas las propuestas que encontré en el mercado elegí la que vende una empresa con propósito. Una empresa B certificada.
Todo el proceso fue online. Compré a través de su web y me enviaron el producto. Nunca nos vimos. Sólo nos comunicamos por correo electrónico.
Con la compostera todo felicidad. La verdad, me encanta.
Y además tomé consciencia de todo lo que antes iba al contenedor y ahora se convierte en fertilizante y abono orgánico para nuestras plantas.
Ya siendo clienta, comencé a recibir correos con ofertas, promociones, descuentos y sugerencias de buenas prácticas sustentables. Ni más ni menos que una estrategia de fidelización.
Las newsletters que envían son imágenes tipo flyer con todo lo importante que tienen para decir escrito ahí dentro.
¿Por qué toda la buena intención y compromiso por la sustentabilidad que tienen en su proyecto lo tienen completamente ignorado en sus correos?
Si todos sus clientes tienen óptima visión, dispositivos modernos y conexiones a internet veloces, recibirán el mensaje.
Pero si algunos de ellos tienen dificultades para leer, usan lectores de texto a voz, necesitan modificar el cuerpo o tipo de letra, modificar el contraste o sus conexiones son lentas y las imágenes no llegan a descargarse… los dejaron afuera.
Quien no pueda leer el texto tal cual está diseñado en la imagen queda completamente excluido.
Y en cuanto a la sostenibilidad…Lo mismo. Las imágenes son mucho más pesadas que el texto y consumen más energía al ser enviadas por internet.
¿Entonces hay que dejar de usar imágenes en las newsletters?
No.
Hay que usarlas para complementar el mensaje y siempre con descripción alternativa; nunca usarlas como reemplazo de ese texto que comunica lo que quieres transmitir.
No es ninguna novedad que los usuarios son cada vez más exigentes.
Y así como hoy yo, que trabajo en esto, me doy cuenta de la falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, mañana se estará dando cuenta de lo mismo un cliente, y otro cliente, y otro, y otro…
Algna vez hablé de cómo dañar la reputación de una marca en un segundo.
Hoy te muestro cómo se puede dañar la reputación de una marca por goteo.
Cómo en las comunicaciones con nuestros clientes puede quedar en evidencia -sin que nos demos cuenta- la falta de coherencia entre los valores de la empresa y sus acciones.