Siempre se habla de accesibilidad web desde la mirada desde quienes necesitan asistencia para navegar.
Empatía, sensibilidad, inclusión… y eso está muy bien. Sin dudas forma parte de lo que entendemos como sostenible.
Pero esta es una de las dos caras de la moneda.
Hay otra que debería importarle a cualquier departamento comercial, tenga o no compromiso con la sustentabilidad y la inclusión.
Imaginate que mañana alguien le dice a un gerente de ventas que sabe cómo ampliar su base de potenciales clientes casi sin esfuerzo, sólo haciendo algunos ajustes en su página web. Sin invertir un sólo centavo en campañas publicitarias.
¿Cómo es eso?
Te lo cuento en números:
Una de cada seis personas en el mundo tiene alguna discapacidad permanente. Personas para las cuáles una web sin herramientas de accesibilidad se vuelve invisible. Imposible de navegar.
Personas que se visten, viajan, trabajan, educan a sus hijos, compran, venden… consumidores. Como vos, como yo.
Pero hay más.
A ellos se le suman los que están atravesando una discapacidad circunstancial o temporal (un brazo roto que impide usar las dos manos o perder los lentes de leer, una conexión a internet inestable o un dispositivo viejo). Toda otra parte del universo de consumo que queda excluida si la web no es accesible.
Pero todavía hay más…
¿Sabés cuántas empresa, organizaciones y profesionales llegan a toda esa población de consumidores? Sólo 3 de cada 10.
El 70% de las webs no son accesibles.
No te digo que con este panorama contar con una web accesible es como poner un kiosco de soda en un desierto pero casi…
Honestamente, me cuesta entender porqué se le presta tan poca atención a la accesibilidad web con estadísticas tan contundentes.
Tal vez desconcen estos números… vaya uno a saber…