Algo que me gusta hacer cuando tenemos reuniones virtuales con personas de otros lugares es preguntarles acerca de cómo está el día allí: Si hace fío, si está haciendo calor, que si llueve seguido o pocas veces… Es una manera de tomar contacto con otros sitios de Latinoamérica o Europa.
La mayoría de las veces, la conversación deriva en otros temas, como por ejemplo el estilo de vida que esa ciudad o pueblo propone. Casi siempre terminamos en las virtudes y ventajas del trabajo independiente.
-“Sos tu propia jefa”, me suelen decir.
-“A veces soy mi propia jefa, y muchas otras mi propia empleada”, respondo.
Ante este remate, inevitablemente hay risas cómplices.
Quienes contamos con la posibilidad de diseñar nuestra manera de trabajar, solemos caer sin querer en algunas trampas que limitan nuestro crecimiento.
Lo sé yo y lo saben muchos de los consultores y consultoras con quienes converso habitualmente.
La trampa más importante, a mi modo de ver, es la de ocuparse de absolutamente todo y no delegar.
Como consecuencia, terminás mezclando tareas de alto rendimiento con tareas de bajo rendimiento.
En realidad, el foco debería estar sólo en las tareas de alto rendimiento. Esas que van a permitir generar más ingresos. Prospectar, cerrar tratos, networking, o hacer el trabajo en sí mismo.
Pero… terminás ocupándote de las tareas administrativas, editando videos, creando contenido para redes sociales, o intentando hacer una página web.
Y a este punto quería llegar…
He visto -y sigo viendo- a muchos profesionales independientes proponerse hacer su web en WordPress con la ilusión de que es algo sencillo.
Instalar un WordPress, elegir una plantilla, seleccionar algunos plugins, buscar fotos de bancos de imágenes o usar las que vienen predeterminadas y completar los textos. Como desafío extra, hacerla accesible y sustentable.
¿Cuántas horas creés que te llevaría hacer una web?
Seguramente muchas más que a un profesional. No exagero si te digo que conozco consultores que lo intentaron y demoraron meses… y algunos hasta años. Porque cada hora puesta en la web es una hora menos para dedicar a clientes.
Además, no lograrás un mejor resultado que si delegas el diseño de la web a alguien que se dedique a eso, porque no es tu especialidad.
No parece una buena ecuación.