Cuando estoy en Buenos Aires los martes y jueves por la mañana entreno con un grupo. Nos juntamos bien temprano en el parque que está enfrente de mi casa.
Entre sentadillas, estocadas, remo, empuje y cuanto ejercicio se le ocurra al profe agregar al circuito, suelen surgir conversaciones.
Hoy se sumó al equipo Aura, una mujer joven, de unos treinta años.
“¿A qué te dedicás?”, le pregunto el entrenador.
“Tengo un local de ropa”, respondió Aura. Hizo una pausa y agregó: “Moda sustentable”.
Para los que estábamos allí la respuesta fue clarísima. Nadie repreguntó porque nadie tuvo dudas.
Dijo moda sustentable y entendimos enseguida que compra y vende ropa usada. Segundas y terceras oportunidades. Economía circular. Moda circular.
Ahí pensé: Si se capta tan rápido el concepto de moda sustentable, ¿por qué cuesta tanto captar la idea de web sustentable?
¡Bingo! Se me reveló en ese mismo momento la respuesta:
Cuesta entender el concepto de web sustentable porque pensamos que internet, sólo por ser virtual, es sustentable.
No tenemos en cuenta que internet también es física y utiliza mucha energía para funcionar. Consume tanta energía que si fuera un país, sería el cuarto más contaminante del mundo.
Esa energía puede ser renovable o fósil.
Puede optimizarse o derrocharse.
Elige tu propia aventura.
Lo cierto es que elegir prácticas sustentables y aplicarlas al diseño web contribuye con una internet más limpia y menos contaminante.
También suma una acción al propósito de las empresas y organizaciones comprometidas con el medio ambiente.